En 2018, Albert Adrià creó una experiencia gastronómica única en el mundo: El Barrio Loco
En el marco del BACARDI INNOVATION LAB, Adrià y Bacardí trabajan de la mano, con el objetivo de propiciar un nuevo diálogo entre gastronomía y coctelería, así como una nueva revolución, interpretación y lenguaje de ambos territorios en el siglo XXI.
Más de 250 consumidores fueron invitados a disfrutar de esta ocasión única, un evento social y gastronómico irrepetible. “No se me ocurren muchas experiencias a nivel mundial que puedan ofrecer en tan poco tiempo tanta intensidad gastronómica. Vamos a ir mucho más allá del cóctel en copa y seguro que vamos a sorprender a los comensales con cosas que no se esperan. Lo que vamos a hacer no va a dejar a nadie indiferente. De ahí el reto”, afirma Albert Adrià.
Todos los restaurantes del grupo elBarri acogieron una irrepetible experiencia de cuatro estrellas Michelin. Durante la noche del 10 de julio de 2018, los restaurantes Tickets, Niño Viejo, Bodega 1900, Hoja Santa, Pakta y Enigma organizarán una cena itinerante en la que los asistentes pudieron degustar las mejores muestras de este diálogo entre gastronomía y coctelería al más alto nivel, fruto del trabajo conjunto en el BACARDI INNOVATION LAB.
Vermouth MARTINI, vodka GREY GOOSE, gin BOMBAY SAPPHIRE, tequila PATRÓN, whisky DEWAR’S, licor ST GERMAIN y ron BACARDI serán las marcas elegidas como base de las elaboraciones líquidas y sólidas que los asistentes degustaron.
Según el periodista Ferran Imedio:
“Definitivamente, aquello fue una locura. De las buenas, de las que hacen época, de las que todos quieren repetir, de las que nadie se atreve a montar porque parecía un sueño irrealizable. Pero, ¿cómo definir ese recorrido por ocho espacios gastronómicos de seis restaurantes en los que se comían cinco o seis tapas y se bebía un cóctel en cada uno de ellos? Qué más da. La cuestión es que sucedió. Fue posible. Y funcionó.
Adrià y Bacardí ya deben de estar barruntando a estas alturas si volverán a hacerlo, visto el éxito de esta propuesta única en España y, probablemente, en todo el planeta. Porque no resulta nada fácil montarla para 260 personas. No era un grupo solo el que se iba moviendo de restaurante en restaurante, todos concentrados en un radio de muy pocos metros, sino seis. Y eso obligó a la organización a crear una logística que funcionara como reloj suizo; casi es literal la comparación porque incluso se tenía en cuenta lo que se tardaba de un sitio a otro, esperas en los semáforos incluidas.
No faltó ni la música de reputados ‘disc jockeys’, algunos llegados desde Berlín, ni de mariachis, según el local que se visitaba. Fue una locura que necesitaba a todo el mundo cuerdo.”